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Editoriales David Samaniego

Inviernos y vendavales

Inviernos y vendavales

Vivimos una época de urgencias. No hay espacio ni tiempo para desarrollar a profundidad temas relevantes. Hoy todo es apremiante. La respuesta es para hoy, porque el tiempo se agota.

¿Qué pasa con este fuerte invierno en Ecuador? Igual que ayer. No estuvimos preparados; somos los mismos, no hemos cambiado comportamientos.

-Tenemos una gama de climas: húmedos, subhúmedos y secos, consecuencia de tres regiones naturales: Litoral, Interandina y Oriental. La temporada invernal no es ni debe ser novedad para quienes vivimos en estas zonas.

-Esta aseveración nos lleva a la conclusión de que quien vive en Ecuador no debe maravillarse de la presencia del invierno y debe estar preparado para inviernos benignos y fuertes. Además, que la gama de construcciones, al igual que los diversos emprendimientos deben considerar la presencia benigna y fuerte de la estación invernal: casas y edificios, carreteras, centros educativos, instalaciones fabriles y agropecuarias, aeropuertos, etcétera, deben estar preparados para soportar el embate de la naturaleza. Pedir a Dios que nos ayude cuando hemos omitido responsabilidades es un comportamiento insano.

-Leo, con estupor e indignación, que el Complejo Judicial Florida Norte, en Guayaquil, construido aproximadamente hace tres años, a un costo de sesenta millones de dólares, hizo caso omiso de regulaciones contra incendios y hoy construye escaleras de emergencia que no las hizo a tiempo, a más de impermeabilizarlo para que cesen las goteras que lo deterioran internamente. ¿Culpa del invierno? No, no y no. Culpa de los irresponsables que actuaron en la concepción y ejecución de este complejo millonario.

-Desde hace diez años las fuertes lluvias se alejaron de Salinas. Los alcaldes de turno respiraron a su gusto y no se prepararon para un invierno, peor como el presente. Constructores de edificios vendieron sus departamentos a pesar de que techos y losas no estaban impermeabilizados. Como en Salinas no llovía, irresponsables, pensaron que en Salinas jamás iba a llover.

-El invierno nos desnuda. Un joven enamorado me dijo que la primera cita con una mujer debía ser en la playa o en una piscina, para saber cómo mismo es su apariencia, porque el agua no permite camuflajes. Estas semanas son las precisas para que un gobierno responsable y sincero evalúe su obra pública, para que establezca responsabilidades y para que emprenda con celeridad reparaciones emergentes a fin de diseñar arreglos definitivos luego del invierno, para que lo que hoy sucede no vuelva a ocurrir.

-El 2 de abril Ecuador votará por un vendaval conocido que arrasa con todo vestigio de libertad o por un presidente con metas y valores acordes con la esencia del pueblo ecuatoriano y dispuesto a capear embates hasta estabilizar la barca del Estado. No se votará por Lenín o Lasso. Socialismo o democracia es el dilema.

-Ecuador necesita un presidente, un estadista. Viajeros, cantantes, insultadores, mentirosos, titiriteros y lenguaraces abundan en el país. Necesitamos ministros de Estado, mayores o jóvenes, que sean doctos y experimentados y no meros recitadores de un credo partidista.

“Para el que ama, mil objeciones no llegan a formar una duda; para quien no ama, mil pruebas no llegan a crear una certeza”, Louis Evely. (O)