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Editoriales David Samaniego

24 de Mayo

24 de Mayo

Mayo, en mis recuerdos y vivencias, es fuente de valores cultivados en el hogar y en la escuela, de tal forma que hasta hoy quienes fuimos alumnos de la escuela salesiana Alberto Castagnoli los llevamos con nosotros como marca indeleble.

Alguna vez, en este Diario, escribí sobre tres amores que me inculcaron en temprana edad y que me acompañan hasta hoy, tres amores vinculados con el mes de mayo. Amor a la madre, amor a la patria y amor a la Virgen Auxiliadora. ¿Es posible que estos tres amores, en términos tan sencillos, puedan adentrarse en la vida de niños y jóvenes de suerte que sean en sus vidas motivo de permanente recordación? Mi respuesta es afirmativa.

Desgloso esos tres amores porque entre los lectores de esta columna están amigos, parientes y exalumnos que son padres de familia o van a serlo; para ellos detallo estas vivencias que pueden convertirse en tarea familiar en sus respectivos hogares.

Amar y respetar a quienes nos dieron la vida es connatural al ser humano, sin embargo, es menester fortalecer este sentimiento natural convirtiéndolo en una obligación de velar por nuestros padres y hacer que las palabras y sentimientos se traduzcan en obras.

El 24 de mayo –aniversario de la Batalla de Pichincha– es el epílogo feliz de un proceso libertador. Por malabares políticos del Gobierno que hoy concluye, el 24 de mayo pasó a ser el comienzo de un nuevo régimen. El civismo que aprendimos en nuestra niñez tenía sus símbolos: Bandera, Escudo e Himno Nacional; a través de su veneración se nos inculcaron valores tales como la libertad, la honradez, el respeto y el trabajo para honrar a la patria con hechos más que con palabras. Tengo la impresión de que campañas mediáticas en contra de un pasado tildado de oprobioso han carcomido valores cívicos trascendentes. Parece ser que hoy es más importante construir un feriado con las fiestas cívicas antes que recordar las gestas heroicas de nuestros héroes.

Los exalumnos salesianos recordamos mayo como un mes ligado a la devoción a María Auxiliadora, cuya fiesta es precisamente hoy. Los habitantes del cantón Sígsig, en la provincia del Azuay, en estos aniversarios repletan su hermosa iglesia para honrar a la Tuduleña, su madre y protectora.

Tres amores sencillos, diáfanos, con abundante simbología, conforman el equipaje para una vida. Las tendencias de borrar lo viejo para crear la patria nueva amenazan con impedir que la niñez y la juventud cuenten con estos anclajes.

Ofender a la patria es demasiado fácil. Condecoraciones inapropiadas e indultos incomprensibles, a quienes no los merecen, es insultar, por lo menos, a la mitad de ecuatorianos; es dar una bofetada a la justicia, es privilegiar el capricho y la sinrazón.

¡Nuestra independencia cobró vidas para romper cadenas. La libertad se la trabaja todos los días. Nunca se la obtiene ni mantiene gratis!

“Como el hueso al cuerpo humano, y el eje a una rueda, y el ala a un pájaro, y el aire al ala, así es la libertad la esencia de la vida. Cuanto sin ella se hace es imperfecto”,  José Martí. (O)