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Editoriales David Samaniego

En qué y en quién confiar

En qué y en quién confiar

Quienes hemos viajado en avión y soportado turbulencias conocemos de cerca lo que es intranquilidad, desasosiego, miedo, pánico, estados de ánimo variables acordes con la intensidad del movimiento o con nuestro temperamento. También existen elementos que nos otorgan seguridad, confianza, entrega, buena fe, paz interior. No está por demás ahondar este tema para poder enfrentar ineludibles e insospechadas circunstancias.

“En qué y en quién confiar” es un cuestionamiento de toda la vida; su frecuencia depende de cada ser humano. Hay quienes viven sumergidos en dudas y temores, no tienen a quién recurrir y de a poco han llegado a desconfiar de todo. Escarbemos el tema.

-La desconfianza es la pérdida de la confianza. Se dice que confiamos cuando tenemos la esperanza de algo o de alguien, también cuando nos sentimos seguros de nosotros mismos. Cuando nos volvemos desconfiados no tenemos seguridad para amarrar nuestra barca en ningún puerto, somos seres a la deriva, situación por demás angustiosa que lleva a desequilibrios existenciales.

-La lealtad es prima hermana de la confianza; yo no puedo ser leal a alguien si he perdido la confianza en él, porque ‘lealtad es el cumplimiento de aquello que exigen las leyes del honor y hombría de bien’.

-Lo mencionado acrecienta la perplejidad frente a ‘en qué y en quién confiar’.

Cuando una sociedad –no importa si pequeña o grande– pierde la confianza en sus dirigentes, en sus instituciones, en sus acciones, es decir que sus representantes dejan de ser ‘confiables’, entonces el cauce para el desasosiego y la incertidumbre está abierto. La confianza no es un adorno sino un requisito para crecer en todo sentido.

-Un ejemplo cercano a mi vida: los maestros debemos confiar en el ministro de Educación porque la confianza es el mejor pasaporte para cruzar el puente que une la palabra con la realización. Los equipos de trabajo que tienen éxito son aquellos que logran una identificación de ideales y un manojo de voluntades para conseguir un objetivo específico. Un ministro no confiable por su inexperiencia o ineptitud es un pesado lastre.

-Frases muy comunes en estos días: no sabemos qué mismo pasa, será cierto o no, yo no confío en nadie, es posible que nos estén engañando, ojalá, esperemos, quizá, a lo mejor, etcétera. Somos un país de incógnitas.

-La confianza del ave sentada plácidamente en una rama para su gorjeo vesperal no radica en el clima, en la robustez de la rama, ni en la altura. Su confianza se origina en su misma naturaleza, en sus alas preparadas para volar, en la velocidad y destreza de su vuelo. Es indispensable creer en nosotros mismos; es necesario fortalecer los valores básicos de una sociedad; es fundamental conocer nuestro destino: de dónde y hacia dónde caminamos. Una sociedad no inventa razones ni vive de pretextos, porque requiere arrimarse a troncos ancestrales de raíces profundas. Ecuador clama por certezas. Solo la verdad nos hará libres.

“Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo a que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama sino en sus propias alas”. A.A. (O)