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Editoriales David Samaniego

En torno a ‘Rusia 2018’

En torno a ‘Rusia 2018’

Estos renglones pueden servir de insumos para un análisis posterior, discusión o intercambio de opiniones. Cada acápite tiene su propio valor; todos juntos conforman mi peculiar manera de entender el fútbol, moderno monstruo que engulle millones de dólares y entretiene y perturba a sus aficionados.

-Los integrantes de un mundial de fútbol son profesionales que militan en equipos grandes, medianos o pequeños. Buena parte de ellos viven en la diáspora y no habitan en sus países de origen; algunos los visitan con cierta frecuencia, otros muy rara vez.

-Es atrevido afirmar que los integrantes de un equipo de fútbol, presentes en un mundial, son parte de la vida del país que lo representan. Es verdad que sus papeles están en orden: unos por nacimiento, otros por nacionalización, están facultados para dicha representación; pero de aquí a decir que ellos comparten los avatares del pueblo por quien juegan, hay demasiado trecho.

-Buena parte de los equipos participantes en el mundial, por no decir todos, están conformados por estrellas dispersas en el mundo del fútbol, estrellas con mayor o menor brillo, algunas con jets privados para sus traslados. En este punto vale la pena pensar en los objetivos de un campeonato mundial de fútbol y constatar si se cumplen o no. Esto es fundamental para seguir en la ruta actual o moverse a otras formas de entretenimiento público desde la magia del balompié.

-Me uno a quienes piensan que hemos llegado a la supranacionalidad del fútbol, es decir que quienes conforman un equipo están más allá de los linderos de un país y pertenecen a otro mundo creado y sustentado por una visión empresarial sobre un producto de enorme aceptación llamado fútbol. Este enfoque supranacional –más allá de la nación– de ser una realidad, debe conducir a darle cabida en la esfera global, no ya como perteneciente a determinado país, sino como un fenómeno lúdico más allá de los territorios.

-Estas reflexiones no presentan soluciones sino inquietudes para quienes buscan innovaciones y la vigencia del deporte, a su vez: las estrellas bien pueden seguir agrupadas en entidades siderales con fines y objetivos precisos y conformar conjuntos futbolísticos con lo más granado de este deporte formando clubes capaces de presentar verdaderos shows y periódicamente terciar en lides para apreciar al mejor conjunto de estrellas del universo: estrellas contra estrellas, las fortunas e inversiones en busca de la expresión más depurada del fútbol.

-La actuación de Argentina ahonda mi preocupación porque fue pobre y deslucida; técnicamente inusual y vergonzosa. Sus estrellas no brillaron con los colores patrios. México, Colombia, Uruguay y Perú honran, aún, al fútbol-país.

-Hay que pensar en competencias de fútbol internacional con equipos integrados por deportistas que al menos hayan vivido dos años consecutivos en su país, quizá con tres o cuatro refuerzos estelares, nada más. Esto conducirá a perfeccionar el fútbol en cada país, a preocuparse de la niñez y de la juventud. Las estrellas que surjan de estos semilleros se encaminarán con paso firme hacia un destino supranacional. Pensémoslo. ¿Un futurible quizá?