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Editoriales David Samaniego

¿Llegó la hora?

¿Llegó la hora?

No volveré a sembrar pensando en mi propia cosecha. Mis ojos están fijos en los niños que van a las escuelas y en sus padres; en los jóvenes que son parte esencial de sus amores, sueños y proyectos; en las parejas jóvenes que empiezan a construir sus nidos de amor y en todo ecuatoriano que tiene por delante lustros y décadas para vivir dentro de un país que garantice una vida de paz, de libertad, de respeto a los derechos personales y sociales. Para ellos esparciré semillas desafiando rayos y centellas. Cuando en una comunidad empieza a menguar el flujo de agua es indispensable tomar a tiempo todas las precauciones para defender la vida; la carencia del ‘líquido vital’ conduce a la muerte. Cuando las democracias pierden la libertad entran en un proceso de asfixia institucional. Es preciso defender la vida.

-Es hora de que Ecuador despierte y tome en serio las advertencias que le llegan con demasiada frecuencia. ‘Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar’.

-El Estado se ha vuelto un fortín inexpugnable. Es un gueto donde no caben quienes osan discrepar de la palabra sagrada de quien lo preside.

-No se busca la verdad, está ya escrita en los manuales políticos. La ‘verdad’ partidista es el moderno aglutinante que permite a seres inteligentes convertirse en humanos dóciles y manipulables, aptos para todo.

-El Estado de Propaganda está en su apogeo: dueño de medios de comunicación, presupuesto abultado, Ley ‘mordaza’ a la orden, moderna tecnología, conciencia enajenada al poder.

-Se miente con desparpajo, se maltratan honras a diario, se arman leyes en contra de las exigencias del derecho, se inventan consultas, se manipulan las otrora funciones del Estado para alimentar apetitos de liderazgo. Empezamos a ver lo anormal como normal, lo pernicioso como sano, el abuso como necesario, el silencio como imprescindible.

-Con amigos del Estado como Dilma, Cristina, Lula, Hugo Chávez, Maduro, Hnos. Castro o Daniel, entre otros, ¿para qué enemigos? Se está destapando la enorme olla de corrupción en varios de los países latinoamericanos con gobiernos llamados progresistas. ¿Se romperá en Ecuador el blindaje? ¿Quién pone cascabel al gato?

La pregunta del millón. ¿Cuándo empezaremos una reacción en cadena en contra de todo aquello que impide ser personas y ser respetadas como tales?

Martin Niemöller, pastor luterano alemán, fue engañado por Hitler; nunca pudo entender cómo y por qué, inicialmente, creyó en el Führer. En una mirada retrospectiva confiesa: “Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron por los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío. Cuando finalmente vinieron por mí, no había nadie más que pudiera protestar”. Los campos de concentración de Sachsenhausen y de Dachau, desde 1938 hasta 1945, fueron la paga por su silencio cómplice.

“Las ideas son más poderosas que las armas. Nosotros no dejamos que nuestros enemigos tengan armas, ¿por qué dejaríamos que tengan ideas?”, José Stalin. (O)