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Editoriales David Samaniego

¿Un mundo patas arriba?

¿Un mundo patas arriba?

Mi abuelita Adelaida, cuando veía algo raro, impropio o insólito, solía exclamar: “Basta vivir para ver”, es decir, la vida depara sorpresas de todo calibre y tamaño. Hoy se han desparramado por el mundo ideas, teorías y praxis sobre identidad de género, en el ser humano, que irritan a buena parte de la sociedad y amenazan destruirla. Bien valen entonces algunas consideraciones y unos cuantos puntos sobre las íes, desde una visión existencial de la dualidad hombre-mujer.

-Lo que existe sobre la tierra lo dividimos, desde siempre, en seres animados e inanimados, es decir, aquellos que poseen algo que les permite moverse, que tienen vida, y otros que carecen de estas cualidades.

-Los humanos –seres animados–, al igual que otras especies vivientes, somos seres sexuados. El Génesis refiere que Dios creó al ‘hombre’ como varón y hembra. La historia –llamada maestra de la vida– atestigua esta verdad. Los hombres y las mujeres de antaño nos condujeron hasta el presente milenio. Los hombres están presentes en las recias batallas, construyendo civilizaciones, dirigiendo la política, cultivando las artes, labrando la tierra y mucho más. Las mujeres, a más de ser elemento fundamental en la reproducción humana, copan espacios dentro de los hogares y fuera de ellos; con su belleza, con su inteligencia y su astucia conforman con el hombre un todo de enormes potencialidades.

-Esta misma historia de la humanidad nos habla de personajes que nacieron con orientaciones sexuales diferentes mantenidos, entonces, en secreto al interior de los hogares; se conoce también de personajes públicos, con iguales orientaciones, ocupados en actividades culturales y escénicas. La sociedad siempre supo de la existencia de estas personas, las repudió unas veces, otras las aceptó, pero –que yo sepa– quienes tuvieron esta orientación jamás intentaron crear una casta para exigir derechos específicos y, sobre todo, no intentaron publicitarla para propiciar que, en un momento dado, sus congéneres, si querían, optaran por ser machos o hembras, propiciando normas y espacios para conseguirlo.

-Toda legislación que conculque principios esenciales, connaturales al género humano, que sustentan la vida y la familia, debe ser combatida oportunamente.

-Cuando la jerarquía católica ecuatoriana ofrece “acompañar al pueblo en su camino –con motivo de una marcha– compartiendo sus gozos y esperanzas, sus sueños y realizaciones, sin protagonismo alguno; apoyar los derechos de los padres de familia de educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones y creencias, ante la pretensión de imponer modelos educativos estatales sin consultarles y, finalmente, promover el diálogo entre los diversos sectores con el fin de conocer su argumentación y llegar a acuerdos que respeten los derechos de todas las personas”, pienso que obra oportuna y sensatamente. Tergiversar esta postura o polemizar un legítimo derecho es trastocar realidades. ‘La verdad os hará libres’ bien puede ser un estilo de vida: buscar la verdad, remozar conocimientos, defender lo esencial, comprender lo accesorio; una forma austera y eficaz para dar la bienvenida al presente y reafirmar añejas convicciones. (O)

“Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente”. Confucio.