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Editoriales Roberto Passailaigue

ACUERDOS DE GOBERNABILIDAD

ACUERDOS DE GOBERNABILIDAD

En enero de 2018 sostuve desde mi columna que, la coalición es un pacto o acuerdo entre personas, grupos sociales, políticos o Estados, para lograr un fin común que requiera de una gran unión para enfrentar problemas, conforme lo demuestran las páginas de la historia.
Los acuerdos políticos de gobernabilidad son necesarios para la conducción de un País permitiendo contar con el concurso de los mejores ciudadanos, sin necesidad que sean del mismo equipo o partido político que ganó las elecciones.
Cuando el gobierno de un Estado se lo ejerce desde un partido único, se corre el riesgo de llegar al autoritarismo, totalitarismo y corrupción, evitando la fiscalización a la corrupción.
No nos llama la atención que en Inglaterra o España, para la designación del Primer Ministro, en el Parlamento se logren acuerdos de coalición para viabilizar la gobernabilidad. Es usual en el concierto de naciones la conformación de gobiernos de coalición, donde sin importar ideologías y banderías políticas, se solicita la colaboración de los mejores hombres o mujeres que no sean del mismo partido, para el desempeño de los cargos públicos que requieran de conocimiento, responsabilidad y experiencia.
Tampoco es extraño que un Ministro del Interior, de la Política o de Gobierno, logre acuerdos para la gobernabilidad, lo malo está en que esa persona designada para la función pública, no honre la confianza en ella depositada por quien la designa o la recomienda, y en su accionar cometa irregularidades y actos de corrupción. Pero como los delitos dependen de la voluntad de la persona o del agente, quien lo recomienda o designa no incurre en ese acto delictivo, a no ser que se pruebe actos colusorios para delinquir.
En Ecuador, casi todos los gobiernos han requerido personas competentes de otras tiendas políticas o de independientes, pero esas personas no han tenido la mentalidad distorsionada, producto de un periodo de descomposición social, sin valores ni principios morales o éticos, como símbolo de los tiempos. Sanción para los culpables, no para el inocente o quien cumple sus funciones.