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Editoriales David Samaniego

¿Educamos para el turismo?

¿Educamos para el turismo?

Los signos de interrogación demuestran mi perplejidad. Por respeto a quienes conducen hoy la educación nacional, no afirmo escuetamente que en Ecuador no existe educación para el turismo; no hubo antes, tampoco ahora. Me agradaría mucho estar equivocado. Comparto con ustedes algunas inquietudes que pueden servir para hablar de ellas en los hogares e instituciones de formación.

-Cuatro décadas atrás, más o menos, fui rector del colegio salesiano Spellman for Boys. Era costumbre, entonces, realizar el viaje de graduación a uno de los países latinoamericanos y para esto las familias se preparaban con mucho tiempo hasta que llegó este aguafiestas: Si no conocen Ecuador primero, no hay viaje al exterior. Chile quedó en carpeta, el viaje se hizo a un destino insólito pero fascinante. Quito-Puyo-Macas-Sucúa. Desde Sucúa a pie hasta Méndez y luego, también caminando, hasta Limón-Indanza. Esos jóvenes, hoy gente madura, jamás olvidaron el sol abrasador ni la lluvia generosa y refrescante sobre los hombros; tampoco los ríos crecidos que debimos cruzarlos ni los caminos de herradura por donde transitamos.

-El maestro que ama a su patria y que conoce sus bellezas aprovechará todo momento propicio para inculcar en sus alumnos ese amor y deseo de conocerla. Pero no se puede ‘pedir peras al olmo’, si el maestro no conoce Ecuador, es imposible exigirle que hable bien de él porque nadie ama lo que no conoce.

-La forma ideal de conocer al país es viajando por sus provincias, pero como es imposible hacerlo de sopetón, sino a lo largo de toda una vida, es bueno servirse de la abundante información de la que dispone el país; sin ir muy lejos, desde una computadora es posible enriquecer la mente, mejorar el gusto y ver nacer iniciativas para visitar in situ aquello que ya lo conocemos por videos, folletos, mapas, etcétera.

-El maestro debe ser un motivador. Si no existe en el plan de estudios una asignatura de turismo, es posible hacer turismo desde las matemáticas, química, historia o geografía. Educar para el turismo es despertar en nuestros alumnos el amor por lo bello, el respeto al agua en todas sus manifestaciones, el significado de nuestro Escudo, la sonoridad de nuestro Himno, la variedad de flores del jardín y de los árboles de nuestras montañas, en fin, quien ama a su patria buscará que todos también la amen y se propongan conocerla.

-El feriado que acabamos de despedir deja un sabor a paz, tranquilidad, unión familiar, disfrute. Manabí recibió nuevamente la visita de quienes gustan del mar y de la sazón manaba; como que empezamos a olvidarnos de la tragedia luego de haber asimilado la lección de tomar mayores precauciones, hoy y siempre. Playas y los balnearios de Santa Elena recobraron vida, nuevamente.

-Si queremos que Ecuador sea una potencia turística, es menester trabajar desde las aulas sirviéndonos de la moderna tecnología que puede transportar al aula todo lo fascinante de nuestra geografía, de nuestra flora y fauna, a más de nuestra riqueza cultural y étnica.

“Viajar sirve para ajustar la imaginación a la realidad y para ver las cosas como son en vez de pensar cómo serán”, Samuel Johnson. (O)