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Editoriales Roberto Passailaigue

TIERRA SANTA Y NUESTRA SANTA TIERRA

TIERRA SANTA Y NUESTRA SANTA TIERRA

Tuve la oportunidad de visitar Tierra Santa, como se denomina los lugares donde nació, creció y murió Jesús de Nazaret en la antigua Judea, actualmente entre Israel y Palestina. Debió ser extenuante y distante movilizarse a pie, en acémila o en caravanas de camellos, ente Belén, Jerusalén, Cafarnaúm, Cesaría, Magdala, Caná y otras poblaciones, por el valle del Rio Jordán o las riveras del Mar de Galilea, hoy muy cercanas.

En el trayecto están los montes donde se efectuaron los milagros de la multiplicación de peces y panes, el Sermón de la Montaña, el mar donde Jesús caminó sobre el agua e hizo abundante la pesca de Pedro, que no había pescado nada; o donde transforma el agua en vino en la Boda de Caná, y el Rio Jordán, donde fue bautizado por Juan.

Esos lugares santos, sin importar el conflicto bélico de la región, que no se lo percibe, reciben diariamente miles de peregrinos, sin grandes templos para venerar el paso del hijo de Dios hecho hombre, siendo las más significativas, la Iglesia de la Natividad en Belén, actual Palestina y el Templo del Santo Sepulcro en Jerusalén.

Que sobriedad y sencillez, sin opulencia ni riquezas, se respira santidad, se siente paz, seguridad, tranquilidad y energía positiva como milagro del entorno, es una experiencia inigualable e inexplicable estar en los lugares que recorrió Jesucristo hace más de 2000 años.

Al retornar a mi santa tierra, desde el aeropuerto a mi domicilio, percibí una sensación diferente, inseguridad, violencia, temor de ser asaltado o que algún motociclista me dispare. Nuestro hermoso país, hace tiempo ha dejado de ser la isla de paz, como producto de la delincuencia común y organizada, auspiciada por la corrupción ciertos políticos y autoridades que son parte del aparataje delictivo.

Con motivo la celebración de la natividad de Jesucristo el 25 de diciembre, renovemos la confianza en la humanidad y prometamos ser mejores ciudadanos, combatiendo la corrupción, delincuencia, narcotráfico, para que a nuestro querido Ecuador retorne esa paz, tranquilidad, seguridad, respeto, disciplina y orden que tanto anhelamos.