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Editoriales Roberto Passailaigue

SENTENCIAS ESPURIAS

SENTENCIAS ESPURIAS

Como en gobiernos dictatoriales que forjan apariencia democrática, la Corte Constitucional del Ecuador emite fallos espurios que atentan al sentido común, la constitución y a la familia, invocando la cautela de derechos humanos.
Los padres se horrorizan al leer una resolución emitida después de 7 años de presentada la acción, en 36 páginas y 127 numerales, tratando de justificar lo injustificable y asimilando la vinculación natural de padre e hijo a una relación laboral, para mantener un equilibrio de derechos, concluye que: “La autoridad tuitiva de los padres, madres o de cualquier persona encargada del cuidado de niñas, niños y adolescentes, cesa el momento en el que el ejercicio de la obligación de cuidado, crianza, educación, alimentación, desarrollo integral y protección de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, vulnera su derecho a la información, a la educación y a la salud sexual y reproductiva, transgrediendo los principios constitucionales de su interés superior, su derecho a ser consultados en los asuntos que les afecten, y su calidad de sujetos de derechos, activando la intervención del Estado como un «salvador externo» que imponga medidas que operen a favor del efectivo ejercicio de los derechos de niños, niñas y adolescentes.” (Núm.123) Entre otros horrores.
Si los menores son inimputables de contravenciones y delitos, como robo, asesinato y violación, porque su madurez emocional y psicológica no se encuentra desarrollada para tomen decisiones libres y responsables, no se puede reconocer libertad para el uso y abuso de su cuerpo a nombre de su derecho sexual y reproductivo, o del interés superior del menor.
El CPCCS.T, estudiando éste y otros casos, como dotar a una menor de papá y mamá mujeres, permitir la inscripción de un ilegal matrimonio entre personas del mismo sexo; debe evaluar a la Corte Constitucional y destituir o cesar a sus miembros, para evitar estos atentados contra la familia y sociedad, amparados en un mal entendido y peor aplicado constitucionalismo moderno, que hace de nuestro país un “Estado de derechos, sin derecho”.