Blog Ecomundo

Editoriales David Samaniego

El color del cristal

El color del cristal

“Todo depende del color del cristal con que se mire” suele decirse y con razón. La sabiduría popular condensa en frases cortas tratados de buen vivir y de mejor entender. ¿Por qué queremos que todos vean la realidad como nosotros la vemos? ¿Qué compele a ciertos humanos a proclamar que la opinión debe ser única, que la verdad debe establecerse y proclamarse como tal, y que no deben existir espacios para la discrepancia? Los cristales a través de los que vemos deberían tener igual color e igual graduación para que la visión de la realidad sea uniforme, algo contra natura. Saquemos hilo de la madeja, amigas y amigos de EL UNIVERSO.

1. Me preocupa cuando se presiona a la juventud a creer, a rajatabla, en ciertos enunciados; cuando se la exhorta a jamás olvidar a quienes nunca vivieron ciertos acontecimientos y jamás estudiaron sus causas y efectos; es una pretensión abusiva, es mancillar los fueros íntimos de la persona, ‘única e irrepetible’. Los conocimientos que reciban la niñez y la juventud de nuestros días, si carecen de espacios para certificar su veracidad o dudar de su exactitud, bien pueden ser dosis letales para la creación y surgimiento de generaciones aptas para saber entender los avatares de una sociedad. ‘Todo depende del color…’.

2. Los diversos partidos y movimientos políticos miran hacia adelante, delinean sus estrategias y cuando tratan de encontrar remedios para nuestros males, no coinciden en la receta porque cada uno de ellos se siente llamado para salvar a la Patria. ¿Qué hacer para que el color de sus cristales, un buen día, sea uniforme para captar de manera igual las necesidades de la sociedad? Es menester, con sabiduría y civismo, encontrar puntos de unión para fundirlos en un propósito común, actitud que presupone sinceridad, humildad, amor de patria. ‘Todo depende del color…’.

3. Llueve en Ecuador: ‘ya era tiempo, otra vez aguas, el arroz la esperaba, se me ha inundado todo, qué paisajes maravillosos todos llenos de verdor, otra vez un puente caído, el lodo no permite sacar los productos, estamos aislados, que siga lloviendo así no tendremos polvo, etcétera’. Quot capita tot sententiae, tantas cabezas, tantos pareceres. ‘Todo depende del color…’.

4. Dos albañiles en París comentan al iniciar una nueva jornada de trabajo: ‘Otra vez la misma vaina, ladrillo tras ladrillo, ya estoy aburrido’, dice Juan. Estoy feliz, replica Antonio, ya nos falta poco para concluir la catedral de Notre Dame, qué privilegio, hermano’. ‘Todo depende del color…’.

Me da cierta pena constatar que todavía surjan en nuestra sociedad magos que se creen llamados a poner orden con su varita mágica para que aquello que se planifique, se haga, se piense, se diga, se proponga, se ordene y se ejecute sea hecho y realizado en la forma y en el tiempo deseados por quien es el único dueño de toda la verdad. Todo mago requiere de un ejército de crédulos y sumisos.

“En este mundo traidor/ nada es verdad ni mentira/ todo es según el color/ del cristal con que se mira”, Ramón de Campoamor.(0)