Blog Ecomundo

Editoriales David Samaniego

Sincerar rubros… y algo más

Sincerar rubros… y algo más

Las recientes declaraciones del Dr. Alexis Mera Giler, secretario jurídico de la Presidencia de la República, me impelen a tratar el tema enunciado con mayor frontalidad, partiendo de esta premisa: Ecuador no es propiedad de alguien en particular, de un partido o facción política, tampoco de un conjunto de autoridades, electas o nombradas. En Ecuador nadie puede ni debe hacer lo que le dé la gana, porque “Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico…” (Constitución de Montecristi). Si Ecuador pertenece a cada uno de los ecuatorianos, es obvio que estos pueden felicitar a los gobernantes cuando obran en beneficio de la sociedad, pedir rectificaciones cuando no lo hacen y exigir claridad cuando observen actitudes poco transparentes.

Los malabares inventados para hacer de la Ley de Comunicación un impedimento para la libre expresión nos han conducido a contar con prensa buena y prensa corrupta; la que dice la verdad y no es perturbada y aquella que miente y es perseguida a sol y sombra, a sabiendas de que la comunicación no es un bien del Estado que pueda regularse a su talante, sino un derecho humano que posee connotaciones precisas. En este contexto, en los albores de la aparición de los Panama Papers, el alto funcionario del Gobierno AMG declara con euforia, en Ecuavisa: “Con la investigación se ha demostrado que el Gobierno ecuatoriano es uno de los más honestos del mundo, al no haber ningún funcionario involucrado”. Analicemos la frase sabiendo quién es su autor.

1. Se reconoce el trabajo realizado por un grupo de periodistas (400 en 100 medios y 80 países). Se valora su investigación. Indirectamente, se cree en los resultados de la prensa libre y se proclama la bondad de ‘estos sobresaltos noticiosos’ para sanear desviaciones administrativas.

2. La investigación demuestra que ‘el Gobierno ecuatoriano es uno de los más honestos del mundo’. A confesión de parte, relevo de pruebas, alguien puede decir, pero no, amigas y amigos, en este caso es preciso, a más de la sentencia de AMG, que tanto la Contraloría como la Justicia ecuatorianas investiguen a fondo el accionar del Gobierno, que empieza a despedirse, para internamente, en Ecuador, ratificar o rectificar el eufórico aserto del citado jurista.

3. Por un momento sintámonos contentos de conocer que somos los más honestos del mundo. ¡Qué alivio! ¡Al fin algo positivo! Ahora demos un paso lógico, necesario, justo y urgente. El presidente RCD y su equipo están obligados a facilitar que se abran todos los archivos de contratos y obras, en general, para que técnicos ajenos a su gobierno investiguen, por ejemplo: todo lo referente a la construcción de obras públicas (hospitales, carreteras, escuelas, colegios, universidades, etcétera); al final sabremos si se hizo lo correcto (planos, necesidades, costos, etcétera). Aplaudo las declaraciones de AMG porque es un llamado para “meter narices”, libremente, en los registros de la administración pública (helicópteros Dhruv, por ejemplo) ‘porque somos de los más honestos del mundo’. Quien nada debe, nada teme. Negarse a hacerlo equivaldría a “gatta ci cova”. ¡Albricias! (O)