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Editoriales Roberto Passailaigue

EL APÓSTOL MARCO BENETAZZO (II)

EL APÓSTOL MARCO BENETAZZO (II)

Cumpliendo su vocación y destino, el p. Marco Benetazzo Cartesan llega a Guayaquil el 18 de Diciembre de 1926 y el Superior de los Josefinos, por su preparación académica y formador de seminaristas, lo asigna para Ambato, donde funda el Seminario Murialdo. Luego de 3 años se vio gravemente afectado por una enfermedad cardiaca por la altura de la cordillera y la falta de oxigenación de sus pulmones, artritis intercostal y diabetes, resolviendo retornar a Italia a sus 42 años, puesto que sentía morirse; sin sospechar que la Divina Providencia tenía otra misión para su apostolado.

Viaja Guayaquil para tomar el barco de retorno a Italia,  pero estaba en reparación en un puerto de Chile y tendrían un mes de retraso. Sus plegarias y el cambio de clima a pocos metros sobre el nivel del mar, hacen que su salud mejore por lo que se pone a órdenes del Obispo de Guayaquil.

En diciembre de 1929 el Obispo Monseñor Carlos María de la Torre, le pide viajar a Babahoyo donde necesitaban un sacerdote a solicitud de las Madres de la Caridad, del Hospital Martín Icaza Roldós. Viaja en una motonave como único medio de transporte fluvial y al haberse quedado dormido, fue despertado por un personaje que le había salvado la vida de una avalancha en Italia y que después el p. Marco, había devuelto el favor salvándole la vida como médico en Alemania, era su gran amigo el sargento alemán, José Müller, quien por coincidencia o providencia, residía en Babahoyo.

Se hospedó en el hospital donde existía un pabellón independiente con residencia y una capilla, a la que el p. Marco entra a orar y a reflexionar sobre las palabras de su amigo José de quedarse en Babahoyo. Ante la imagen de la Virgen de La Merced que parecía recibirlo con sus brazos abiertos, reza por su salud y le pide ayuda para reconocer, si ese era el camino que Dios quería para él, llevándolo hasta aquel sitio.

Esa noche duerme profundamente y al despertar se sintió fuerte, sin dolor y con mucho ánimo, regresando a la capilla y le agradece a la Virgen de la Merced por su mensaje y le promete quedarse en Babahoyo. (Continúa)