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Editoriales Roberto Passailaigue

ESCUELAS UNIDOCENTES

ESCUELAS UNIDOCENTES

Bajo este mismo título, el 9 se septiembre de 2016 “Desde mi Columna” expuse que por la naturaleza de las escuelas unidocentes, los profesores deben tener una competencia multidisciplinaria de multigrado, donde por el número de alumnos y la distribución de horarios, atienden a todos en un mismo grupo, aunque sean de distintos niveles y edades. La razón de estas escuelas, es atender las necesidades educativas de los niños y jóvenes en zonas rurales, escasamente pobladas o de población dispersa. Para esto estaban capacitados los maestros normalistas, cuya formación fue eliminada y es necesaria restablecerla como profesión intermedia o bachiller docente.
La UNESCO las denominó Escuelas Unitarias por la década de 1950, desarrollando y fomentando una metodología propia con políticas y programas adaptados a la naturaleza de cada país, no solo de los países en vías de desarrollo, sino también en los países desarrollados.
En Ecuador, un gran número de ellas, funcionaban en forma irregular y con mala calidad, ya sea por la falta de apoyo del Ministerio de Educación o la comunidad, o la falta de dedicación o compromiso del profesor, que no estaba capacitado o no asistía. La solución al problema estaba en dotarlas de infraestructura y tecnología, así como capacitar y controlar al profesor, no en eliminarlas para construir las grandes unidades educativas del Milenio, la mayoría subutilizadas, obligando el traslado de los estudiantes a grandes distancias, hasta los sectores poblados donde están estas escuelas y colegios, sin que hubieren obtenido los resultados previstos en aumento de matrícula ni calidad.
Coincido con lo resuelto por el Presidente de la República y el Ministro de Educación, de reabrir estas escuelas cerradas, adecuarlas digna y tecnológicamente con computadora e internet, material didáctico y que el profesor sea profesionalmente capacitado para dar clases en este tipo de escuela, para lo que se requiere mayor formación competencia, y por tanto otorgarle un bono por la responsabilidad de ser profesor de escuela unidocentes. No es necedad, es necesidad.