LA EDUCACIÓN EN LATAM
20/07/2025 2025-07-21 8:30LA EDUCACIÓN EN LATAM
En América Latina, la escuela debería ser la gran igualadora de oportunidades, sin
embargo, los datos nos obligan a reconocer una dolorosa verdad: no se está cumpliendo.
Aunque cada vez más niños y jóvenes acceden a la educación, la mayoría no está
aprendiendo lo necesario para construir un futuro digno. Muchos gobiernos de marcada
ideología progres genérica woke, se dedican a adoctrinar y concienciar más que a formar
ciudadanos con pensamiento crítico y razonamiento lógico, útiles a la sociedad con
competencias, valores y principios inmutables.
Según el informe PISA 2022, más de la mitad de los estudiantes latinoamericanos no
alcanzan los niveles mínimos de competencia en lectura, matemáticas y ciencias. En países
como República Dominicana, Panamá, Paraguay y Perú, los resultados son especialmente
preocupantes. Esta situación no es nueva, y las soluciones siguen pendientes. En Ecuador,
ni siquiera participamos en las Pruebas PISA.
En Latinoamérica se invierte poco y mal. El Banco Mundial advierte que América Latina
destina apenas un 4,2% del PIB a la educación, por debajo del 6% que recomienda la
UNESCO; en Ecuador fue 4.8% el 2022; y peor aún, buena parte de ese presupuesto no se
traduce en mejoras concretas para el aprendizaje. Los docentes no tienen la preparación,
capacitación, herramientas ni el reconocimiento que merecen.
La desigualdad social influye en las aulas. En Brasil, por ejemplo, el 70% de los estudiantes
de bajos ingresos no alcanzan niveles básicos en matemáticas, frente a un 30% entre los
estudiantes de familias más acomodadas (OCDE, 2023). La pobreza sigue siendo una
barrera para aprender. Las pruebas Ser Bachiller en Ecuador, determinan que, en
bachillerato los estudiantes no llegan a los mínimos conocimientos en las asignaturas y
que los sectores económicos más vulnerables, tienen menor rendimiento en el
aprendizaje.
La pandemia dejó al descubierto una brecha digital que muchos preferían ignorar. Según
la CEPAL, cuatro de cada diez hogares rurales no tienen acceso a internet, y conectar
escuelas no basta, hay que enseñar a usar bien la tecnología, capacitar a los docentes y
garantizar acceso real en zonas rurales y marginadas.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que el bajo nivel de
aprendizaje le cuesta a la región entre un 2% y 4% del PIB cada año. Es una pérdida
silenciosa, pero gigantesca, de talento, productividad y posibilidades.
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No existen recetas mágicas para solucionar el problema, pero sí caminos probados que
debemos recorrer con decisión: Dignificar la carrera docente. Formación inicial de calidad,
capacitación continua, mentorías, evaluación profesional y salarios dignos.
Necesitamos currículos menos enciclopédicos y más orientados al pensamiento crítico, la
resolución de problemas y las habilidades digitales. Educar para el siglo XXI exige repensar
la escuela desde su raíz.
Una escuela no puede sola. Se necesita el compromiso de las familias, la transparencia en
la gestión educativa y el involucramiento de todos los actores sociales. Las autoridades
educativas, elevar el rigor académico y mantener la disciplina, orden y control escolar.
Guayaquil, domingo 20 de julio de 2025