La victoria es del pueblo
28/09/2025 2025-10-06 8:44La victoria es del pueblo
El reciente pronunciamiento de la Corte Constitucional frente a la convocatoria a consulta
popular para instalar una Asamblea Constituyente, no debe entenderse como derrota del
Ejecutivo ni de la propia Corte. Por el contrario, ha sido el Ecuador el verdadero vencedor.
No es correcto sostener que el presidente “perdió” porque la Corte tuvo que pronunciarse
para dar paso a la convocatoria solicitada por el Consejo Nacional Electoral. Tampoco es
válido afirmar que la Corte cedió, pues su deber era emitir un dictamen. Lo que ocurrió es
que el pueblo ecuatoriano ganó la oportunidad de decidir en las urnas sobre un tema
trascendental: ¿Está usted de acuerdo en que se convoque e instale una Asamblea
Constituyente, cuyos representantes sean elegidos por el pueblo ecuatoriano, de acuerdo
con las reglas previstas en el Estatuto Constituyente, para elaborar una nueva
Constitución de la República, la cual entrará en vigencia solo si es aprobada en
referéndum?
La soberanía radica en el pueblo como lo establece la Constitución en su primer artículo:
la voluntad popular es fundamento de toda autoridad y puede ejercerse también de
forma directa. Por ello, es el voto ciudadano, y no las interpretaciones coyunturales, el
que determinará el rumbo del país.
El dictamen de la Corte señala que la Asamblea Constituyente tendrá la potestad
“exclusiva y excluyente” de aprobar el proyecto de nueva Constitución, el cual deberá ser
refrendado en consulta posterior. Este matiz abre un debate: ¿puede el poder constituido
limitar las facultades del poder constituyente? Esa será una cuestión que solo podrá
definirse una vez instalada la Asamblea.
Como era previsible, ya surgen voces fatalistas con visos de conspiración, que el
presidente pierde poder, que el texto resultante será peor al vigente, que no existe ruta
clara, etc. Son discursos que buscan sembrar miedo antes de que los hechos ocurran. La
realidad es distinta: se está dando al pueblo la posibilidad de pronunciarse mediante el
ejercicio más puro de la democracia directa.
Conviene recordar que la Constitución de Montecristi nació marcada por un liderazgo
personalista, diseñada a la medida de un régimen que proclamaba su permanencia por
dos siglos. Hoy el país tiene la oportunidad de corregir errores y dar paso a un texto que
responda a las necesidades de la sociedad en su conjunto, no a intereses de caudillos ni a
cálculos partidistas.
La esperanza, sin embargo, no basta. Todo dependerá de la capacidad de quienes resulten
electos como constituyentes. La historia reciente enseña que muchas veces se priorizó la
popularidad sobre el conocimiento, con consecuencias conocidas. Zapatero a tu zapato.
Se necesitan mujeres y hombres competentes, con formación, experiencia, conducta
honorable y probidad incuestionable. Solo así se podrá diseñar una Constitución que
garantice derechos, fortalezca instituciones y encamine al Ecuador hacia un futuro de
estabilidad y desarrollo.
La consulta no significa la victoria de un presidente ni de un tribunal. La verdadera victoria
es del pueblo ecuatoriano, que recupera su voz soberana para decidir el marco jurídico y
político de su destino.
Guayaquil, domingo 28 de septiembre de 2025