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Editoriales David Samaniego

Un presidente que…

Un presidente que…

La suerte está echada. Buena parte de ecuatorianos, a esta hora, tendrá ya su lista con los nombres de su preferencia para presidente y vicepresidente, asambleístas nacionales y provinciales, etcétera. ¿Por qué mi afirmación? Porque se trata de un compromiso cívico; porque la votación del 19 de este mes tiene peculiaridades inéditas; porque compiten ocho binomios alineados en diferentes tiendas políticas con un sesgo peculiar: uno pregona la continuidad de una autocalificada década ganada, mientras los siete restantes son opositores al régimen que en mayo llega a su fin; porque frente a una acción de tanta importancia, todos nos esforzaremos para cumplir, de la mejor forma, con nuestras obligaciones para con la Patria. Desmenucemos algunos aspectos que bien pueden servirnos para un autoanálisis de nuestras opciones.

-¿Es posible un fraude? Todo es posible, sin embargo, creo que no habrá por dos razones. No es posible tapar el sol con un dedo, es decir, de existir un fraude, a las pocas horas o días el mundo se habrá enterado de tamaño latrocinio, por esto creo que no habrá fraude. Además, un fraude descarado bien puede ser la mecha para que Ecuador explote en plazas y calles, en ciudades y pueblos, en cada rincón patrio. Es por esto que confío en un proceso electoral limpio, porque cuando se juega con fuego, no se puede pronosticar quién saldrá incólume.

-“Un por si las moscas” y “Quien duda, acierta” son modismos muy usuales. Por mi edad no estoy obligado a votar, pero por mi compromiso con la Patria lo haré. Curémonos en sano en caso de algún intento de fraude sirviéndose de la manipulación de lápices o marcadores. Propongo llevar un esferográfico personal y probado, además un papel. Mientras ejercemos el voto, en ese papelito escribamos algo con nuestro esfero y lo mismo con el esfero oficial. Por la tarde sabremos si esa tinta fue deleble o indeleble. ¿Les parece? Sencillo y fácil.

-Necesitamos mandatarios que encarnen valores humanos y tengan las destrezas suficientes para conducir al país durante los próximos cuatro años.

-Personas con capacidad para comprender que serán autoridades de todos los ecuatorianos, no de un grupo político, sino de quienes votaron por ellos y también de quienes no lo hicieron.

-Personas que conozcan de historia patria, que aprecien la evolución cultural y material del Ecuador en siglos pasados.

-Personas que recojan experiencias y cambien las leyes que impiden gobernar, respetar funciones, ejercer justicia.

-Personas que sepan manejar los bienes del Estado y que respeten los controles y debidos procesos; personas que no pregonen tener pero sí que sean de manos limpias.

-Personas que amen la verdad, que la busquen y hagan de ella el punto de partida y llegada; personas que no maquillen el pensamiento, que no mientan con descaro y que no manejen sistemas de propaganda para crear adeptos y engañar a propios y extraños.

-Personas sinceras y sencillas. Necesitamos gente que cada noche pueda decir: Gracias, Dios, por permitirme conducir a tu pueblo.

“El pueblo debe elegir a su candidato por su calidad de vida moral y no por sus promesas”. (A. A.). (O)